La belleza plural. El Body Positivity en los videojuegos


Al observar la lista de nominados a los GOTY, hallamos títulos muy significativos a lo largo de 2018: God of War, Celeste, Life is Strange 2, Assassin’s Creed: Odyssey. Se trata de títulos muy poderosos en diversos aspectos de diseño, que nos han proporcionado variadas y memorables experiencias de juego, algunas de ellas a través de narrativas emocionantes protagonizadas por personajes que nos han conquistado.

Uno de esos casos es Kassandra, una de las protagonistas de Assassin’s Creed: Odyssey, que ha recibido una acogida entusiasta entre el público. El carisma apabullante de la espartana, su descaro y determinación, se ha ganado el favor de muchos jugadores. En ella, además, hay un detalle que llama la atención: su musculatura, elogiada por gran parte de la comunidad.

El cuerpo atlético femenino está cobrando popularidad en los videojuegos. Lara Croft en Shadow of the Tomb Raider luce mucho más fibrada que en las anteriores entregas del reinicio de su saga, por no mencionar a los Tomb Raider clásicos. En Overwatch contamos con heroínas como Zarya o Brigitte, de brazos poderosos. Uncharted: El legado perdido nos brinda a una Chloe y una Nadine con una forma física adecuada a sus respectivas profesiones: cazatesoros, la primera y militar, la segunda. Horizon Zero Dawn nos trae a una Aloy que se aleja de los cánones estéticos del momento: mandíbula cuadrada y una musculatura tonificada.

El canon estético femenino se encamina a un nuevo cambio. El ideal de belleza masculino se ha mantenido estable en los últimos tiempos: un cuerpo atlético que simboliza un estilo de vida saludable en el que el deporte se convierte en un pilar fundamental. Asimismo, nos situamos ante un nuevo auge de la vida activa, en contraposición con un sedentarismo de las últimas décadas que nos ha abocado a problemas de salud. Con una mayor popularidad del deporte, las mujeres tonificadas están mucho más aceptadas, si bien hasta hace poco su feminidad quedaba en entredicho por unos brazos muy trabajados.

 Kassandra en Assassin’s Creed: Odyssey

Por otro lado, el movimiento Body Positive va tomando fuerza en los últimos años para reclamar la autoestima y el respeto de todas aquellas personas que no se sienten representadas por los cánones. La belleza es poder, y es un sueño con el que los medios nos bombardean día y noche. El mensaje tácito es claro: la felicidad, traducida en éxito social y profesional, solo es alcanzable si somos hermosos, para lo cual debemos invertir dinero y tiempo en los productos y servicios destinados a este fin.

El Body Positivity reivindica la aceptación de todos los tipos de cuerpos y rechaza la imposición de dicho canon de belleza, causante de múltiples trastornos alimenticios y psicológicos. Una de las apuestas de esta revolución es apostar por la visibilización en los medios de una belleza más plural y dignificada, que transmita el mensaje de que todos los cuerpos son válidos y merecedores de respeto.

Esta corriente que aspira a devolvernos el amor por nuestro cuerpo está teniendo una mayor presencia en Instagram y Tumblr, redes sociales en las que activistas muestran sin tapujos fenómenos físicos considerados como defectos: celulitis, estrías, arrugas, pliegues de grasa, etc. Y, aunque nos hallamos en un estadio muy temprano del recorrido social del Body Positivity, empezamos a apreciar su huella en ciertas expresiones artísticas. Steven Universe (Rebecca Sugar, 2013), protagonizada por el homónimo héroe, nos mostraba a un niño grueso sin utilizarlo como elemento cómico por su aspecto. En la nueva She-Ra (Noelle Stevenson, 2018) vemos un elenco con diferentes morfologías que desafía los estereotipos estéticos.

En los videojuegos, el Body Positivity apenas ha puesto un pie. La belleza como fantasía de poder envuelve a casi todos los personajes de las obras de ficción que descubrimos a los mandos o al teclado. Todos queremos ser como ese héroe de cuerpo escultural, o poseer las curvas imposibles de esa heroína. El impacto que causa en el jugador medio es difícil de calcular, puesto que se es más consciente de que los píxeles distan mucho de ser una representación fiel de la realidad. Sin embargo, sí son una extensión de un ideal de belleza que busca atraer al jugador.

No obstante, hay títulos que nos presentan universos con una auténtica pluralidad en sus personajes. En Fallout 4 podemos diseñar el cuerpo de nuestro de personaje, cuando en entregas anteriores se nos asignaba uno genérico (y esbelto). Overwatch nos trae un reparto de héroes de diferentes edades y cuerpos: Mei, Torbjörn, Roadhog, Ana…

¿Qué se está haciendo en España en este sentido? ¿Ha llegado el Body Positivity a los estudios de nuestro territorio? En el panorama español, también apreciamos títulos que celebran la diversidad de cuerpos. Sus videojuegos no tratan el desafío al canon de belleza, pero sí nos muestran en su narrativa que hay múltiples formas de diseñar un personaje, más allá de la delgadez. El caso más reciente es el de Melbits World (Melbot Studios, 2018), que nos asoma a una dimensión habitada por criaturas adorables entre las que hallamos melbits bajitos, redondeados y otros más corpulentos. La única diferencia entre cada cuerpo reside en las mecánicas: en la velocidad de desplazamiento y en el impulso necesario para cada plataforma. No obstante, cada melbit tiene el mismo valor que sus compañeros y, aunque pertenezcan a diferentes razas, todos bailan juntos y alegres al llegar sanos y salvos al final de un nivel.

Melbits World.

Out of the Box (Nuclear Tales, 2018) nos presenta un aventura narrativa noir sobre mafias, negocios sucios y la vida nocturna que alberga un submundo mucho más turbio. Warren, portero de discoteca, debe gestionar la cola de clientes que acuden a su local. Entre el público encontramos individuos de diseños muy diferenciados y a los que acabamos memorizando: roqueros, pijos, menores de edad que nunca desisten en su misión de colarse. Y, además, gente delgada, gorda, atractiva y menos agraciada. Su diversidad no es la que marca la diferencia social, sino más bien la vestimenta. Y es que Out of the Box, dentro del rostro noir que nos ofrece del mundo, nos muestra una realidad cotidiana en la que la variedad es mucho más extensa que la portada de una revista.

Buscar esa representación en los medios es más que natural. Queremos ser reconocidos y aceptados, por eso es de agradecer que en nuestros campos de ocio hallemos esa acogida que nos recuerda que no somos un chiste. Y no solo se trata de belleza, sino de identidad.

Ian’s Eyes (Sindie Games, 2016) aborda otro aspecto del Body Positivity: las disfunciones. En este survival horror el protagonista es Ian, niño invidente que debe sobrevivir a un holocausto zombi en su instituto. Su único aliado es su perro, quien irá distrayendo a sus enemigos para que el muchacho prosiga su huida.

  Out of the Box y Ian’s Eyes.

Y, al echar una mirada al camino que queda por recorrer, observamos Effie, el título en desarrollo de Inverge Studios cuyo protagonista es un guerrero al uso: espada, escudo y nobleza; pero de edad mucho más avanzada. Hay curiosidad por ver cómo Inverge nos muestra un rostro de la vejez mucho más positivo que el imperante en los medios. Y es que sumar años no es una vergüenza, sino el propio camino de la vida, en el cual acumulamos experiencia y sabiduría, como si de un RPG se tratase.

 Effie.

Al observar la realidad, nos encontramos con un sinfín de formas que expresan la belleza en diferentes lenguajes y que abren nuevas posibilidades a la hora de confeccionar un videojuego, donde la imaginación es casi infinita: desde bolas rosas glotonas hasta científicas de carnes generosas, pasando por bichos esponjosos y, por qué no, espartanas de muslos rocosos.