Sub Dragon: La dualidad de la acción


Por lo general, el shoot ‘ em up es uno de los géneros de acción que más reflejos y habilidad requieren de jugador. Desde sus comienzos con Spacewar! (Steve Russell, 1962) o Space Inveaders (Taito Corporation, 1978), hasta llegar a los grandes abanderados de los 80 como Defender (Williams Electronics, 1981), Gradius (Konami, 1985) o R-Type (Irem, 1987), que implementaban el desplazamiento lateral, siempre se han caracterizado por la ensalada de tiros y la memorización de la posición y el patrón de los enemigos. Jugar a estos juegos de naves exige mucha atención para reaccionar a tiempo, esquivar multitud de proyectiles y, todo, sin dejar de disparar para seguir avanzando. Los shoot ’em up tienen un ligero toque estratégico que se hace palpable en los niveles de dificultad altos o cuando la elección del arsenal es crucial para eliminar a los enemigos. El artcade de hoy, Sub Dragon (Deepnight, 2016), destaca precisamente por este motivo: la particularidad del avatar que manejamos hace que la acción se vuelva más pausada y metódica que de costumbre.

Sub Dragon es un título independiente de Sébastien Bénard (Alias Deeonight) para la Ludum Dare 35 de abril de este año. El juego se inspira en Tenseiryuu: Saint Dragon (NMK, 1989), título Arcade que se adaptó a casi todos los ordenadores de la época, y en el que manejábamos un dragón mecánico con una larga cola que se desplegaba en función del movimiento del jugador. Sub Dragon parte de un diseño similar, pero con una diferencia importante; mientras que en Saint Dragon escupimos balas por la boca, en el título de Bérnard nuestro cuerpo alargado tiene una dualidad latente: por un lado sirve de escudo y, por el otro, dispara proyectiles a diestro y siniestro. Es decir, en Sub Dragon no necesitamos un botón para disparar, así, dependiendo de qué “cara de la moneda” le mostremos al enemigo, nuestro dragón bloqueará los disparos o los masacrará automáticamente. El problema, y en esto radica la dificultad del título, es que la parte que controla nuestro arsenal es muy vulnerable: morimos si nos alcanzan una sola vez.

Este peculiar manejo obliga al jugador a moverse con cautela. En muchas ocasiones debemos beneficiarnos del terreno, pegándonos a los bordes del escenario para atravesar la lluvia de balas mostrando solo nuestra coraza. Elegir el momento adecuando para serpentear y, a la vez, acabar con los androides será la clave para mantenernos con vida. El resultado es un shoot ’em up de movimientos ordenados y sosegados, con un ritmo muy alejado de lo que suele ser habitual en el género. Siguen siendo importante los reflejos y la memorización, pero en Sub Dragon además será imprescindible una estrategia previa: atender al patrón enemigo y pensar antes de encararlo a pecho descubierto. Además del cursor para movernos, contamos con la barra espaciadora que mantiene petrificada la última forma de nuestro dragón, una acción muy útil para avanzar sin mostrar nuestro lado endeble.

Sub Dragon recupera la esencia de los juegos de naves, con esa estética pixel art de los 80 y 90 (quizá la mejor etapa de este género eterno), pero con una mecánica original que transforma un poco las dinámicas a las que estamos acostumbrados. Los amantes de los videojuegos como reto tienen, con este título, una excelente propuesta; eso sí, sin ninguna concesión para los novatos, difícil desde los primeros compases. En esencia, Sub Dragon mantiene el sabor agridulce de esos clásicos, pero sin dejar de sorprendernos.

JUÉGALO EN: Deepnight

OBSERVACIONES:

– La música y los efectos de sonido son excelentes y se acoplan perfectamente al género y la época que se intenta recuperar.

– No vayas a lo loco y obtendrás tu recompensa.