Crisis Crunch y los contratos basura


Muere, pollito de goma. Tu reinado de terror y combinaciones azarosas con otros surrealistas ítems del inventario se va a acabar”. Me he permitido el lujo de traducir una de las frases del tráiler de Crisis Crunch porque, creo, resume varios de los puntos fuertes de este juego tan particular. Los chicos de Trim Tangle parecen tener entre manos un título con el que darle una vuelta de tuerca a las aventuras gráficas de toda la vida. La irónica sentencia que menciono nos da una pista de cuáles son sus intenciones: en primer lugar, rescatar el humor y el surrealismo de aquellos guiones que destacaron en el género en los 80 y los 90. En este sentido, todo sigue en su sitio, Crisis Crunch parece un homenaje amoroso a los Maniac Mansion o los Monkey Island, con aquella sobreexplotación de tópicos y gamberrismo que se pusieron de moda. Sin embargo, a su vez, se desprende una ligera crítica (sin maldad, nos consta) que apunta directamente a un tal Guybrush Threepwood y a la forma alocada y surrealista con la que resolvía algunos de los puzles. Puede que lo que nos estén diciendo a todas luces es que algo innovador nos tienen preparado. Al menos al que escribe le ha llamado la atención.

Crisis Crunch es un proyecto de la desarrolladora indie española Trim Tangle, nexo creativo formado por una decena de artistas, que se presentará el próximo 27 de febrero en Steam Greenlight y abrirá, al mismo tiempo, un crowdfunding en la plataforma Indiegogo. Su propuesta es una aventura gráfica point and click comiquera y con algunas mecánicas atípicas dentro del género. La innovación viene marcada por “el uso coordinado de las habilidades de varios personajes para resolver las situaciones”, explican desde Trim Tangle. Pero vayamos por partes.

Nuestro protagonista es Chico Guatámez, un becario de profesión al que acompañan otros siete “héroes” con un denominador común: contratos laborales basura. La motivación del grupo es recuperar su alma, la cual ha sido vilmente arrebatada por estos convenios infernales que los mantienen aferrados a Malebolge Corporation, empresa del mal en el inframundo. Están condenados a trabajar por siempre en trabajos precarios, ¡ni tan siquiera les pagan el salario mínimo! Ya veis, el surrealismo y la crítica social parecen la sólida base en la que se sustentará una historia disparatada con kilos de sátira. Un humor que impregna las mecánicas del juego, ya que nuestras armas para derrotar el mal serán las propias habilidades de estos asalariados, a saber: velocidad cafeinita, superbarrido, cotilleo invidente, dentadura cegadora… “Hay un personaje líder y otros siete personajes coprotagonistas que lo seguirán, pero solo de dos en dos”, aseguran desde la desarrolladora española. A través de unas salas de personal o mediante los extintores que se reparten por las oficinas del infierno, podremos intercambiar los héroes y movernos a lugares ya visitados.

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Crisis Crunch minimiza los controles habituales de las aventuras gráficas e incrusta las mecánicas dentro de la narrativa para conseguir una experiencia menos disruptiva. “No habrá descripciones de objetos al pasar el ratón por encima. El cursor simplemente temblará al pasar por los hotspot y será el personaje quien haga los comentarios pertinentes para describir el objeto. En esto queremos que el juego sea lo menos artificial posible”, nos comentan. Dependiendo de los personajes que llevemos con nosotros, los diálogos pueden variar e incluso puede que esto también sea la clave para resolver algunos puzles. “Un personaje, en un momento dado, si está presente, puede intervenir en las conversaciones (mediante un clic en el instante adecuado) para darle un final distinto”.

Trim Tangle ha implementado lo que ellos llaman “habilidades activas” y cada personaje tendrá las suyas propias. “Mientras que el líder (el becario) poseerá hasta cuatro poderes que funcionan como efectos de estado o de área, el resto de los coprotagonistas poseen solo tres. Los poderes deben ser usados con objetos o elementos concretos del escenario. Estas peculiares y cómicas habilidades irán desbloqueándose a lo largo del juego e incluso habrá alguna secreta”, explican. En total, podremos controlar 26 habilidades distintas.

El sistema que proponen prescinde de algunos mantras del género como es el uso de un inventario, que no encontraremos en Crisis Crunch. Se trata, según nos dicen, de “usar las habilidades de los personajes para resolver las situaciones. Saber qué personaje y qué habilidad pueden valerte para solucionar un puzle o, a veces, incluso para resolver satisfactoriamente un diálogo”. Como digo, no tendremos un inventario al uso, pero sí que contaremos con un portafolio, “un maletín donde guardar documentos que van recogiendo los personajes y que se mostrarán con imágenes en primer plano”. De esta manera, el jugador sacará pistas y conclusiones en momentos puntuales, “mediante su observación directa”.

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Poco más os podemos contar por ahora. Sabemos que tendrá una banda sonora retro-oldie compuesta por Sergio García Cuesta, Julián Rodríguez y Antonio Peña, que ya han participado en otras BSO de películas, anuncios y obras de teatro. El diseño artístico, como habréis comprobado, intenta copiar la estética del cómic y se inspira en referentes como Day of the Tentacle o Botanícula. Una influencia que también se deja notar en los elementos jugables. “Hemos aprendido nuevas maneras de plantear mecánicas divergentes y el uso de varios personajes como una mecánica en sí misma de títulos como Resonance, Gemini Rue o la saga Blackwell, así como ese gran estudio independiente que es Daedalic Entertainment”. El proyecto, estiman que rondará los 86.000 USD (cerca de 75.300 euros) y, si todo va bien, se lanzará para PC (Windows/MAC/Linux).

En Start creemos que es una propuesta fresca e innovadora dentro del terreno que suelen pisar las aventuras gráficas; además de demostrar, una vez más, lo bien que se están haciendo las cosas en el panorama nacional. Por nuestra parte, ya tenemos ganas de liderar ese plan de sabotaje a los ocho Departamentos del Pecado en el inframundo y de ayudar a los héroes a restablecer el orden, mandar a freír espárragos a Lucas Feri (antagonista y dueño de la corporación opresora) y, por supuesto, conseguir un contrato digno. Un sueño en tiempos de crisis.