Throw Out: Las variables de Mauersics


Cuando el primer prototipo de Pong (Atari, 1972) irrumpió en un bar de Sunnyvale, California, allá por 1972, tuvo tanto éxito que el dueño del establecimiento pensó que aquella máquina estaba defectuosa. Sin embargo, lo único que le ocurría es que el depósito de monedas estaba tan lleno que no daba para más. Cuatro años más tarde, el simulador de tenis de mesa vería como otro hito en ciernes copiaba el vaivén de su pelota para conventirla en un arma contra unos ladrillos multicolores suspendidos en la parte superior de la pantalla. Nolan Bushnell, fundador de Atari, junto a uno de sus ingenieros más influyentes, Steve Bristow, habían creado Breakout (Atari, 1976). Casi un lustro separan a dos clásicos eternos que propiciaron el nacimiento de la industria, además de erigirse como referentes de innumerables juegos que calcaron o evolucionaron sus mecánicas. En esta casilla se encuadra el artcade de hoy, que le debe mucho a estos dos pioneros, pero aportando algunas variables creativas a la fórmula.

Martin Mauersics es un programador y diseñador austriaco amante de los videojuegos; pasión que deja patente con Throw Out (Maus Games, 2014), uno de los incontables títulos que recoge las influencias de los clásicos mencionados antes, y que substituye el frío bloque de ladrillos de Breakout, por un tapete tridimensional que sorprende en cada uno de sus 14 niveles. En Throw Out encontramos bloques formando figuras abstractas, simbólicas y, a veces, tan reconocibles como Mario, que funciona a modo de homenaje y como fase de repesca si perdemos la partida. La pelota debe recorrer un cuadrilátero, donde cada pared puede convertirse en la plataforma que controlaremos. Si en el título de Bushnell y Bristow nunca variaba la posición de nuestra base, en el de Mauersics llegamos a mover hasta cuatro distintas, siempre con el mismo ratón y en los ejes x/y (vertical y horizontal). El objetivo es bloquear la salida de las bolas, pero la curva de dificultad crece y crece: primero tenemos ayuda exterior, bloques indestructibles que pueden evitar que la bola abandone la pantalla; luego, estos bloques solo aguantan un golpe; y, más adelante, los cambios trastocan otros aspectos, como la física de las fichas que debemos destruir y, otras, el propio tapete, que a veces parece el de un billar abombado con el paso del tiempo. Variables y contratiempos que exprimen al máximo nuestro sentido visual y de la orientación, consiguiendo que con frecuencia no podamos evitar la pérdida de alguna que otra bola. Desde luego, olvídate de una experiencia relajante.

Throw Out va acompañado de una banda sonora plagada de sonidos electrónicos que se mueven entre el Dubstep y el Drum’n’Bass melódico. Temas de una calidad sorprendentes que contagian a unos bloques que se mueven y palpitan al compás. Esta delicadeza y gusto estético se repite también en el acabado visual: sencillo pero efectivo para un juego del género. Además, el título nos permite ponerlo a pantalla completa e incluso bajar su calidad visual —eliminando las sombras— para que tu ordenador rinda como debería. Una delicia que, no obstante, por algo es uno de los juegos mejor valorados en la plataforma GameJolt. No es casual, Throw Out rejuvenece la fórmula del género bat-and-ball y esta vez no tendremos que llenar un depósito de monedas para comprobarlo.

JUÉGALO EN: Game Jolt

OBSERVACIONES:

– El título se puede jugar a pantalla completa y no tiene ningún tipo de publicidad.

– La música es una parte importante de la experiencia, así que no la desactives, por favor.