Las sociedades políticas en la saga Fallout (parte I): la Legión de César


El presente ensayo, dividido en dos capítulos, propone ahondar en las sociedades políticas y en sus grados de desarrollo o fases en el mundo de Fallout. Para tal empresa, es menester beber de la teoría de la sociedad política planteada por el materialismo filosófico de Gustavo Bueno Martínez en el Primer ensayo sobre las categorías de las ciencias políticas (1991). De modo que, partiendo de estas coordenadas, nos valdremos de las categorías pertenecientes a este sistema filosófico: la fase primaria del curso de la sociedad política, que puede denominarse protoestatal; la fase secundaria, también llamada estatal; y la fase terciaria o post-estatal.

La historia planteada por Fallout implica la desarticulación de las sociedades políticas en su fase estatal, en el sentido de la Gran Guerra en sus proporciones nucleares. En el universo de Fallout habría que hablarse, por lógica, de dos fases del curso de la sociedad política: la estatal y la post-estatal. En la primera, en tanto los acontecimientos previos a la Gran Guerra, y durante la misma, no solo vemos naciones políticas en su sentido pleno, sino que observamos grandes masas continentales fortalecidas en el ejercicio, cual motor histórico, de la dialéctica de Imperios; resulta que China y Estados Unidos se enfrentan en el fortalecimiento de sus propios esqueletos estatales y de sus fronteras y en el nomos de la Tierra [1] antes del gran cataclismo.

El escalamiento hacia la guerra nuclear surge a partir de un recurso argumentativo ya explotado en Mad Max (George Miller, 1979), un guiño por su obvia inspiración, que es el enfrentamiento entre potencias, o imperios, por los hidrocarburos y las fuentes acuíferas. Esta dialéctica, en la gran biocenosis de naciones [2], lleva finalmente al desmembramiento de los Estados realmente existentes.

Una vez caen las bombas, y los hombres entran a los refugios proveídos por Vault-Tec, la historia comienza otra vez en los restos de Estados Unidos y poco se sabe del resto del globo terráqueo. No hay, pues, «comunidad» de naciones, ni naciones políticas propiamente dichas. Por tanto, una sociedad post-estatal, según Bueno, presupone que la fase estatal, entendida como el orden de los «Estados esféricos», no alcanza un equilibrio definido. En su sentido total, global o absoluto, ha de considerarse al Estado, que es la sociedad política en fase secundaria, como una estructura ya superada o abolida. La idea metamérica o absoluta tendrá que pasar, entonces, por una desestructuración, que puede asumirse turbulenta de todos los Estados realmente existentes, pues no bastaría con la desarticulación de uno. Por lo tanto, la guerra nuclear en el mundo de Fallout aniquilaría a las sociedades políticas y, por tanto, a las naciones.

Bueno establece dos acepciones de la fase terciaria que pueden ser pensadas por separado, pero no son excluyentes mutuamente y pueden tener direcciones disociadas: tanto el poder avanzar, por la vía de la fragmentación o descomposición, hacia la extinción de las comunidades políticas efectivas o, por otro lado, el poder erigirse progresivamente alianzas, federaciones o confederaciones de Estados. Se trataría, pues, de la fase terciaria en sentido global/absoluto y en sentido correlativo. Nos conviene acercarnos a su sentido global o absoluto. Es necesario destacar que estas sociedades políticas, en su fase terciaria, son refluencias de las sociedades políticas secundarias y primarias. Toda sociedad, en su curso, muestra vestigios o elementos de la sociedad anterior. Es así como la supuesta comunidad de naciones políticas se alza en un estado de la naturaleza como el visto en el espacio antropológico prepolítico. El mercado capitalista, dentro de este esquema de Estados-nación, es todavía una refluencia de las sociedades prepolíticas.

Las sociedades aestatales incluso tendrán refluencias [3] de las estatales o de las prepolíticas. En Fallout —ahondaremos más adelante en facciones y grupos— se pueden apreciar con claridad estas ya mencionadas refluencias. Véase que, por ejemplo, se usa el término tribes para los grupúsculos de gentes o pequeñas federaciones en el yermo. Saqueadores —raiders—, Great Khans, Blackfoot, White Legs, Dead Horses, The Kings, Vipers y otro gran cúmulo de bandas suelen ser ejemplos de estas emulaciones de grupos prepolíticos de características antropológicas. Las formas de organización, como vemos en el yermo, varían: unos como simples bandas de matones, traficantes y demás, así como otros son grupos de recolectores, chatarreros, etcétera.

Las tribes comienzan a gestarse, en variadas estéticas, cuando los supervivientes —mayoritariamente de los refugios nucleares a los que acceden un selecto grupo de ciudadanos—, por infinidad de causas, salen de los refugios y empiezan a converger. El mayor ejemplo de unidad tribal, al punto de conformar ya proyectos políticos, es la Legión de César. Edward Sallow, un miembro de los Seguidores del Apocalipsis, que va a estudiar las «lenguas» de los «nativos» en Arizona, termina asociándose con un traductor y religioso, Joshua Graham, con el propósito de proveerles de conocimientos y estudiarlos más a fondo. Ante el acoso y el peligro de morir a manos de otras tribus hostiles, con sus conocimientos, Sallow transmite tácticas de guerra de guerrillas, uso y mantenimiento de armamento, así como los capacita para el uso de explosivos organizándoles por encima de sus enemigos.

Los Blackfoot, que reconocieron a Sallow como caudillo, fueron el inicio de la Legión de César hasta que esta se asentó con la conquista de las 86 tribus. Habría que considerar que la Legión no es una confederación tribal: las tribus en el seno de la Legión han sido absorbidas y uniformizadas en una sola identidad, en una sola estética, que trata de emular a la romana pero que, en teoría, no se asemeja a la superestructura republicana romana o a la imperial bajo la figura de los Césares o los princeps.

Por esa razón, y por las proporciones territoriales, podría inferirse que la Legión de César es política en sí misma, pues ya no se trata de un grupo tribal de hombres en zonas del yermo al azar y que se encuentran en enemistad con otras, sino que la propia estructura legionaria ha ido codeterminando al resto y las ha ido adhiriendo hasta absorberlas. De tal modo que esta gran refluencia si bien no es un Estado en el sentido tradicional, es una estructura política y ya no prepolítica como el estadio en que se encuentran ciertos grupos —casi devueltos a un estadio antropológico como las tribus de Zion— y que esta, como sociedad política postestatal, tiende a asentarse cada vez más en la constante redistribución del territorio sobrepasando las fronteras del Colorado y entrando en contradicción con la República de Nueva California.

Ahora, la Legión de César, que todavía conserva parte de sus ataduras tribales, ha logrado la acuñación de una moneda —el denario de plata y el áureo de oro— que, de acuerdo al canon de New Vegas, es la moneda más estable frente a los dólares de la República de Nueva California (RNC) o las descentralizadas chapas —lo cual se explicaría a raíz de la seguridad proporcionada por la Legión de César en sus fronteras—. Han demostrado tener una base política sólida que les permite, sin duda, enfrentarse con otra cosmovisión: la de la República. Bueno, de hecho, da a entender que es posible pasar de una alternativa a otra.

El problema de las sociedades políticas como la Legión de César o la RNC es que por su aislamiento, en guiño a las uniarquías/protoestados o despotismos asiáticos [4], no pueden aspirar a ideas límites de universalidad o a la erección de imperios, salvo que sean ortogramas internos en las fronteras de EE. UU; pero justamente por esta razón no podría hablarse de la idea de Cosmópolis o de la alternativa supraestatal. La Legión, a pesar de tener un déspota, no se asemeja del todo a un despotismo por la ausencia de una burocracia y de una planificación de obras públicas pero, por ejemplo, se podría conjeturar sobre la necesidad de César de tomar la presa Hoover: ¿de qué forma se habría beneficiado la Legión de la presa? ¿Qué régimen económico le serviría a la Legión en términos de producción y distribución?

César —o Edward Sallow—, no dista del emperador chino como soberano y poseedor de todos los poderes, en cuanto él los ejercía todos sin distinción, o como el emperador bizantino que, según Bury, es caudillo y regidor religioso, que no responde ante nadie, solo ante el «cielo». Rangaswami sugiere algo similar respecto al déspota o monarca indio cuando manifiesta que supone una forma de gobierno donde todos los poderes confluyen en manos del gobernante. Convendría rescatar a Agamben cuando declara que «el soberano no decide sobre lo lícito y lo ilícito, sino sobre la implicación originaria de la vida en la esfera del Derecho» [5]. Sallow demuestra ser el soberano cuando ante el fracaso de su Legado, Joshua Graham, ordena cubrirlo en brea, quemarlo y lanzarlo por el Gran Cañón.

Esta sociedad política determinada, la de la Legión detrás del Colorado, dista de tener determinadas instituciones tan tradicionales en el esquema histórico romano: ciudadanía, Derecho sacro, Derecho civil, magistraturas, etcétera. No obstante, parece haber un remanente del Derecho de Gentes, o al menos esto podríamos conjeturar, puesto que encontramos hostis a los cuales se les da la categoría de crápulas o profligates en la versión anglosajona. Son degenerados a los ojos de los legionarios, puesto que están viviendo fuera de la cosmovisión de la Legión y, frente al esfuerzo, el heroísmo o una vida de servicio, prefieren las libertades.

Los crápulas son los extranjeros, los enemigos. No hay conocimiento de normas penales escritas ni basadas en territorialidad alguna. De lo conocido, puede apreciarse la prohibición de cualquier tipo de sustancias estupefacientes así como su ingesta, la obligatoriedad de servir durante la niñez so pena capital. Pero aun pudiendo haber militares de alta graduación, o Legados capaces de imponer la pena capital, es el César, cual soberano, quien tiene la última palabra.

Por otro lado, la máquina política constituida por la Legión de César en el sur de los EE. UU tiene a la esclavitud como una institución clave en su expansión [6]. Roma tuvo que expandirse para seguir esclavizando, así como las monarquías primas europeas se repartieron el continente africano en la Conferencia de Berlín o como, tiempo atrás, los Estados del sur se alzaron contra la Unión. Pero el esclavismo sureño fue estéril, en tanto no pudo expandirse más allá de sus fronteras. La condición jurídica de esclavitud, en el poco conocido Derecho del sur «legionario», yace contemplada y se puede evidenciar en contratos o en todo un control contable que llevan los negreros. Pero casi siempre parece regir la costumbre mercantil y, a diferencia de la RNC, la Legión parece no tributar ni tener la posibilidad de establecer un aparato de esta índole.

A pesar de que la Legión de César se expande con facilidad, la RNC representa una forma política que requiere de factorías, de fuentes de energía y recursos. En pocas palabras, una república que tenderá a la industrialización. La Legión, sin embargo, no tiene en común con la Confederación el ser una natio agraria, latifundista. Más bien, la Legión de César se dedica al saqueo y al pillaje.

Vive de las rutas comerciales y, en casos históricos, suele parecerse más a los mongoles que todavía no son amoldados en la cúpula china y que forman a los Yunnan. Kublai Kan, de ser kan pasa a ser emperador, y las costumbres mongolas se sintetizan con las chinas: conformándose otras doctrinas militares y adecuándose a las nuevas relaciones sociales de producción, lejos del pastoreo y el pillaje. César, como parece mencionar si el jugador dialoga con él, busca absorber a la RNC de forma que tesis y antítesis se unan. Con una hipotética absorción de los territorios de la RNC, y de New Vegas, la Legión tendría que verse obligada a mutar en una estructura superior y, por tanto, adoptar instituciones superiores a las suyas.

Una analogía bastante ilustrativa puede ser las constantes conquistas de pueblos extranjeros, e incluso bárbaros, de la India. Tártaros, mongoles, islámicos, etcétera. Todos, de acuerdo a Marx, son rápidamente «hinduizados», siendo que todo lo contrario sucede con la dominación británica de la India. César entiende su esquema político, construido a raíz de organizaciones tribales, como un medio o mecanismo para asegurarse una estructura superior y, cómo no, eminentemente política.


NOTAS:

[1] De acuerdo a Schmitt, todo medio circundante —umwelt— implica un principio fundamental de apropiación y distribución de los espacios del planeta. Toda instauración de un nomos requiere de tres elementos:  un nemein que implica tomar o apropiar, un teilen que es dividir o partir lo tomado donde cada quien recibe lo suyo. Y, finalmente, un weiden, que implica pastorear o trabajar, más concretamente producir, en el espacio asignado. Estas tres operaciones están refundadas en cada manifestación de un nuevo nomos. Ver prólogo de Schmitt, C. (2005). El Nomos de la Tierra en el Derecho de Gentes del “Jus Publicum Europaeum”. Buenos aires: Ed. Struhart y cía.

[2] En España Frente a Europa, Bueno califica a Europa de una biocenosis antropológica regida por una suerte de estado de la naturaleza hobbesiano y la competencia sempiterna (2000, pp. 404-407) . Antes de él, Hobbes y Hegel han llegado a similares conclusiones. Dice Hegel (1968) que «en el estado natural están los unos frente a los otros, y sus derechos tienen su realidad, no en una voluntad universal instituida como poder por encima de ellos, sino en una voluntad particular de los Estados» (p. 275 [§ 333]). En ese sentido, entre las naciones prima una suerte de estado de la naturaleza al que es análogo la competencia capitalista.

[3] Según Bueno: «refluencia dice reaparición de figuras genéricas —por tanto, de géneros posteriores— en un nivel del proceso más elevado de aquél en el que suponemos dados los términos que inicialmente encaman esos géneros, a un nivel más bajo», Bueno, G. (1992). Primer ensayo sobre las categorías de las ‘ciencias políticas’. Logroño: Ed. Biblioteca Riojana, nº 1. Cultural Rioja.

[4] «Protoestados serán aquellos que (teniendo, desde luego, una amplitud y fertilidad suficientes como para poder soportar diversas sociedades naturales) están separados, “aislados” de otros territorios ya poblados por sociedades naturales y aun políticas en fase primaria, por accidentes geográficos. Tal es el caso de los “grandes valles fluviales”», Bueno, G. (1992). Primer ensayo sobre las categorías de las ‘ciencias políticas’. Logroño: Ed. Biblioteca Riojana, nº 1. Cultural Rioja. Marx acuña el término despotismo oriental o asiático en los Formen, tanto como Montesquieu.

[5] Dice Dalmacio Negro Pavón que «el orden político presupone, pues, un orden jurídico, determinado en su origen por el acto político fundacional de la toma de tierra (landnahmme) y la distribución de la posesión de las tierras en el espacio en que se asienta lo Político […] Todo orden político es un orden concreto dentro del orden social determinado por el Derecho, la idea de lo recto. Si se destruye el Derecho o se pervierte su idea, lo Político deja de ser un orden», Negro Pavón, D. (2010). Historia de las formas de Estado. Madrid: El Buey Mudo.

[6] De acuerdo a Alvaro d’Ors: «Aristóteles era esclavista, decía (Pal. 1, 2, 4 ss.) algo muy importante: que el esclavo siendo un objeto en propiedad, está destinado a servir, pero no a producir; por lo tanto, en la relación con la distinción entre praxis y poiesis, el hacer de conducta y el hacer productivo, el esclavo está destinado a la praxis, a trabajar en cosas, pero no a fabricar nada; es un siervo, un servidor, pero no es un instrumento de producción. No es lo suyo hacer una obra material, sino servir. es un siervo, un servidor, pero no es un instrumento de producción. No es lo suyo hacer una obra material, sino servir», d’Ors, A. (1990). Premisas morales para un nuevo planteamiento de la economía. Revista chilena de derecho, ISSN 0716-0747, Vol. 17, Nº 3, 1990, págs. 440-448.